Say you hate me, go on...





Say you hate me, go on. Not a single word will make me turn around, back to my already past.
Say it, say that you fell for me once, but I am not that one anymore. Don't you see?
Love means nothing to me, means nothing to me, means nothing.....to me.    V.F.


Hola, como estás Víctor, soy yo...
Y quien eres tú?... Ya sabía que era Natalie, esa voz de piel de cereza dulce que se te mete en la piel, y nunca se olvida. ¿No podía hacerme el huidizo? ¿el ocupado? Ya tenía bastante con los cortes en la cara que me hice en el afeitado brumoso de la mañana, o sea hace 10 minutos.
No me jodas anda, ya sabes quién soy.
Ah hola, como estás mi niña, ¿todo bien?, ¿ya volviste de viaje? Que frío en Finlandia, ¿no?
Que carajo Finlandia, ¡gil! ya sabes que me fui a Soria a ver a mi abuelo.
Pues eso, casi Finlandia a finales de Enero. Me encantaba jugar con ella y a ella le gustaba mantenerse  alerta en el juego esquivo.
Y ¿cómo está el abuelo? pregunté cortésmente. 
Pero vamos a ver, si tú no conoces a mi abuelo y yo nunca te he hablado de él.
Que te pasa Víctor? Son las 3 de la tarde y ¿todavía estás con el cebollón de anoche?
Joder, la verdad es que me entro esa rara ternura gratuita que siente uno, al saber que alguien se murió sin conocerle, que me sorprendí a mi mismo al preguntar. En realidad trataba de entablar una conversación coherente. Sin estruendos.
Bueno, mi abuelo está bien, pero te llamo para contarte algo que me ha pasado y lo tengo que contar.
Me alegro por el abuelo, ahora dime que te pasa. Por si acaso me senté en el sofá dando un sorbo al café expreso que me sacudió por dentro. Y volví a ser yo. Creo que ví lucecitas a mi alrededor.
Me encontré con Marco, en el aeropuerto.
 Y....que más....pero espera, el Marco ¿que no te caía bien pero que te miraba bonito?
 Sí el mismo, pues que no se como, pero... me acompañó en el viaje. No voy a hacer el comentario rallado de que la mayoría de las tías son volubles, no. Solo "moody"
El caso es que, sin saber como, se metió en mi coche y me dijo que me acompañaba y  se volvería en tren en la noche. 
Yo no supe decirle que no y arranqué, total que el tío tiene una conversación agradable, y pensé que si alguien tenía que poner las cadenas... Sin comentarios.
Comencé  a notar sus miradas de reojo a mis piernas y a mis tetas, pero no le dí importancia, son cosas de tíos.
Tampoco reparé en que me había colocado el brazo sobre mi reposacabezas, hasta que a los diez minutos de ruta, sentí que me estaba tocando el pelo, levemente, pero tocando.
Total que te pusiste a tres mil y te metió mano. Exclamé, mientras seguía apurando el café que hoy estaba especialmente sabroso.
No seas capullo. Parecía enojada de verdad
Déjame contarte. Total, que tuvimos que parar para echar gasolina, y cuando volví al coche después de pagar, estaba junto a la puerta de mi lado, la abrió y al pasar junto a él mientras cerraba, me acarició la cintura y dejó caer su mano por mi culo. 
¿No te estarás poniendo cachondo? me preguntó Y la verdad que no, aunque un poco de cosquilleo me empezaba a recorrer el perineo, pero creo que era el pijama.
No, respondí en un carraspeo.
Todavía no, añadí pidiendo más carnaza. 
Sigo, se hizo la hora del almuerzo y paramos en un restaurante en la carretera.
Creo que después de comer nos tomamos dos copas y continuamos hablando de cualquier cosa, la mesa era pequeña y nos tocábamos continuamente con las rodillas y empecé a sentir calor y me quite la chaqueta. Me puedo imaginar la escena con las tetas tan ricas que tiene esta muchacha, y seguro que en ese momento ya tenía los pezones erguidos.
Prosigo, que ya veo que estas pendiente, en uno de esos roces, al disculparse, dejó su mano posada en mi muslo y yo me quedé un poco helada, mas bien petrificada. No me lo esperaba, por lo menos así.
Me miró a los ojos y no supe que decir, pero casi le acompañe con el pensamiento mientras deslizaba su mano hacia mi entrepierna. Y no sabes como me supo acariciar, no se si estábamos solos o había gente, me entregué.
Especifica por favor, la exigía con mi voz y se me caía el azucarero.
Sin darte detalles pero llegó hasta el fondo, y con un gesto me llevo la mano a su pantalón medio abierto y no me lo podía creer cuando como tonta metí la mano. 
¿De grande? no pude evitar la alegría en la exclamación  y la empatía súbita.
No estúpido, no había nada
¿Como que nada? ¿Hermafrodita?
! No ¡joder!, ¡es una tía!
Entonces ¿ni un bollito ni nada?, pregunté de manera tímida pero sibilina, mientras me mordía los labios. 
Púes no, creo que noto mi decepción por la falta de paquete, porque me besó dulcemente en los labios y me pareció escucharle murmurar algo así como... te quiero. 
Yo me quedé allí, como una pasmada viéndola salir por la puerta y desaparecer por no se donde. 
Y es que no me puedo explicar como pasó, como no me dí cuenta. 
Y ahora te quieres desquitar, y por eso me llamas.....No me dejó continuar.
Me colgó, pero me dejó un lindo ¡Capullo! en el aire antes de irse.
Tendré que llamarla después, ya se le pasará, pero antes me voy a hacer otro café antes del te de las cinco, o mejor un buen escocés con hielo.



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