El relator de Baltimore



Cuando aquel hombre de cabellera blanca y gorra de bisera, subió al autobús en Wilmington De, de repente se hizo el silencio, solo algunos susurros minúsculos perturbaban el fondo de aceleración suave pero rumorosa del vehículo

Con gafas oscuras complexión delgada y alargada, aquella persona se subió a la plataforma del bus agilmente, cuando las puertas se cerraron tras él, abatió con soltura el asiento del acompañante junto al conductor, éste le sonrió y no consiguió de vuelta mas que un gesto del visitante de llevarse los dedos a la visera como único saludo.

Era sin duda el, el relator de historias de Baltimore, segun el mito aparecía y desaparecía en las lineas de autobuses de Greyhound en Maryland, relataba historias diversas y sin importar que fueran cortas o largas, se bajaba en cualquier parte, terminado el relato, los conductores lo sabían y no quedaba atrás mas comentarios que su partida silenciosa. Hoy ese mito, probó ser cierto.

Me acomodé expectante, el silencio apabullaba el ruido exterior. El conductor entonces, le pasó el micrófono inalambrico a nuestro relator y éste lo alcanzó sin mirar, agradecí la fortuna de haber decidido ir a Philadelphia esa mañana y  estar en las filas delanteras, me embargó una sensación de privilegio que me erizo el vello bajo la camisa.

Comenzó a hablar con una voz clara, profunda y el cierto deje de Baltimore, que comparten las zonas Atlánticas orientales de los E.E.U.U.

Y este fue el relato o tal vez manifiesto:


La casa de la colina en la milla 108 marca el final de mi historia, allí cuentan que una vez hubo una casa que aguantó la tormenta del 8 de diciembre de 1963, este hotel rural albergó hasta mas de 16 personas en las primaveras floridas o ariscas de Delaware, cuando los viajeros tomaban un alto en el camino en el recorrido de Baltimore a Philadelphia o viceversa.

Ese día señalado, los cielos de Wilmington mostraban ligera nubosidad pero buena visibilidad, es decir casi 10 kms. Para el avión de Pan AM 214 que se dirigia a San Juan de Puerto Rico desde Baltimore, era un día mas, así como para sus 73 pasajeros y 8 tripulantes.


De repente de alguna parte un rayo impactó el ala izquierda del Boeing 707, penetrando el fuselaje e incendiando el tanque de combustible y todo el aparato, las llamas se introdujeron por la ventilación de cabina, el resto es historia. La nave cayó desde mas de 8000 metros de altura en llamas, y el impacto esparció sus restos por mas de 3 kms.

Desde la casa de la colina se avistó el rayo que abatió el avión, convirtiéndole en una bola de fuego.
Todos los ocupantes de la casa salieron hacia el lugar del impacto.

De los 14 habitantes de la casa, nadie volvió, ni se supo de ellos...

Hay lugareños que creen haber escuchado gritos en la noche de personas perdidas, una niña busca a su padre con un llanto extremo y otras voces ofrecen ayuda...¿Hay alguien? ¡aquí venimos al rescate!

Hay un punto en el camino donde el bus 283 de las 4:30pm para a diario, dicen unos que es para cumplir la ruta, otros dicen que desde entonces hay almas que suben y bajan en el lugar, en medio de la nada...

Me quedé pensando en torno a la historia por segundos, antes de que me diera cuenta, el bus había parado, escuché preguntar en voz alta al conductor: Alguien mas baja?...
Solo oí mi respiración por respuesta...

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