Puedo terminar mi vida, entre riscos y risas.

Jadeaba entrecortada, entre el miedo y la hipoxia, intentó aspirar despacio y no encontró aire,
se irguió, lo intentó de nuevo, así, se dijo...y normalizó su pulso a trompicones.
Miró hacia arriba, cerró los ojos y echó el cuello hacia atrás, se mareó de nuevo.
María se sentó en el banco de piedra, el frío le atravesó los shorts,
hundió la cabeza entre las piernas, y se concentró como siempre en un punto sin horizonte...
Decidió desatarse los cordones poco a poco, lentamente... con el ritmo de su respiración...
Ya casi, suavemente se deshizo de las zapatillas, las colocó en el suelo...
como si el suelo no tuviera firme, éste se alejaba de ella... se hundía, apretó los ojos,
y aplastó la zapatilla izquieda sobre el gres, ya...ya...se escuchó decir.
Repaso mentalmente la carrera vereda abajo, el mismo sendero hacia el acantilado....
siempre hacia abajo, a punto de descarrilar como siempre a la altura del eucalipto, en la tercera curva,
la sensación de descontrol, el romper de las chinas contra el arbol, como olas, el ruido desorganizado,
Todo se aceleraba, y sí, se le mojaban las bragas, como quinceañera con su primer dedo dulce,
como siempre.
Tentar a la distancia, medir la frenada, rozar las zarzas para luego recuperar la vertical, salir rápido en el repecho, a zancadas, y pensó en las zarzas, y le dolió el brazo y el muslo izquierdo, vio su piel cercenada por los pequeños sables del arbusto. Y sin querer sonrió, como mostrando a un invisible el valor a tan masivo ataque.
En su cabeza comenzaron a caer como fotogramas, los instantes pasados, no hace mas de 15 minutos, su memoria inmediata no quería retroceder al preciso momento, ese lapsus entre el vaiven de la carrera y el cortado detrás de los arbustos rosados y floridos, qué golpeó su impulso? No, que empujé al vacio yo?
Entonces, lo vió claro, la curva, las piedrecitas del sendero, el resbalar hacia el arbol...
Pero no choqué contra el arbol, no choqué contra nada, solo empuje algo...
Que hacía el bastardo detras de los arbustos? Enfermo de mierda! 
Entonces volvió a escuchar un grito como acallado, como una maldición de dos letras, sin rima,
miro hacia atrás como asustada...coño! para ya paranoica!...se metió en la ducha de un salto.
Abrió la llave del agua fría, de golpe, el latigazo del agua contra su pecho, le dieron la razon para llorar.
Recuperó el vigor y abrazó el agua caliente, mientras el calor la cubría e iba devorando el frío piernas abajo.
Se sirvió dos dedos de scotch, y en dos sorbos estaba en el vestidor, se vistió rápido, y sin duda.
Mientras subía al coche, ya estaba pensando su versión...
Jefe, de verdad que no se como fue, venia camino a bajo, me sali del trazado del camino, y le empujé...
-Como sabe que lo que empujó era él?
 Joder, esa pregunta no se la esperaba, conocia a Thomas el sheriff de Spring town hace años, y dudaba de su pericia en casos policiales, pero en este caso era un apregunta acertada. Muy sagaz el tipo...
Me estoy volviendo loca!...vamos a parar...y salió de la calzada, entre una nube de enredos en la cabeza.
Despues de poner sus pensamientos en cierto orden, no te rías...
Volvió a la carretera, se estaba tomando su tiempo en recorrer los 16 kms que la separaban del pueblo, de la oficina del sheriff, de los momentos más críticos de su vida...y le hizo gracia, pero recuperó el rictus velozmente.
Estructuró los segundos, las cadencias del diálogo, la vocalización clara y sin titubeos, y simplemente despues de 10 minutos, decidió que iba a mentir.
Bueno, no mentir, sin embargo, no decir ni una puta palabra de lo que había pasado, y le volvió a hacer gracia.
De repente se vió estacionada ante la oficina de la ley, y esto le hizo sonreir.
Cuando cruzó la puerta, se acordó que no tenía una razón válida para estar ahí, había preparado varias coartadas en los últimos 5 kms, pero no había una buena razón para presentarse un martes a las 11 de la mañana en la oficina del sheriff, y cuando volvía a sonreir, vio al bigardo de 2 mts de Thomas frente a ella.
Creo que esta vez también se le mojaron las bragas pero de pánico.
Contó hasta 10 despacio, para retrasar el paso del tiempo, miró con dulzura tratando de expandir sus pupilas para hipnotizar al oficial de la ley. Y esperó que las palabras se escupieran solas, pero ni se escupían, ni salían, ni nada.
Entonces recurrió a un clásico...Thomas...creo que me mareo..
Nota> Pero que pedazo de puta!
Maria! que te sucede, ven... pasa... aqui hace mas aire cerca de la ventana...
Es que... creo que ...el calor del auto me ha bajado la presión.
Thomas pudo sentir el whiskey pegado al perfume de la chica.
-De donde vienes Maria? preguntó...
Maria se hundía mas en el sillón...
Yo?...Sí... tú...estás bien? Sí, Sí, Sí.
-Te voy a llevar a casa Maria, espera voy a por las llaves del coche.
No!... sonó como a grito de gata desgarrada...
Se vio en la necesidad de suavizar el tono, no... no... gracias Thomas
Eres muy amable! el tono chirrió en el aire...
Ya me encuentro bien, te lo agradezco...
La salida pareció alejarse y esconderse en algún lado,
cerca del horrible retrato del abuelo de Thomas, también sheriff.
Se iba desplazando hacia la puerta, casi a hurtadillas, sospechosamente...
-Por cierto María, llegaste al acantilado hoy?
Yo?
-Si tu, no trotas por allá arriba durante la semana?
Dios, creo que llegó el momento...se murmuro hacia bien dentro...
Si, claro, pero hoy no me ha tocado sudar, hay veces que no sudo...
Thomas, no pudo evitar el pensamiento..esta borracha es medio tonta!
Solamente, quería avisarte...
Dicen que han visto cabras montesas saltando entre los riscos del cortado,
así que, ten cuidado...
Maria casi vuelve a mojar las bragas...gracias alcanzó a mascullar. Pero sonrió.
Cuando estaba cerrando la puerta, alcanzó a escuchar el final de la despedida...
-Ah Maria...y ten cuidado con el que cuida la cabras, creo que está peor que ellas...
...Y Maria volvió a sonreir.