Tu foto en mi nevera

Llevo esperándote toda la semana, se que estabas bien,
nada mejor que la playa para cargar las baterías.
Me ha parecido que abrías la puerta de la entrada como cada rato o menos,
que alucinación acústica, jajaja.
Te he sentido de puntillas acercándote a mi sombra y soplarme un poco de brisa,
de esa que remueve los avisperos.
He mirado tu foto en el frigorífico, único elemento que pondría ahí,
no quiero coleccionar nada que no se parezca a ti,
por muchos magnetos que me regalen tus amigas exploradoras.
Estabas tan pálida, y tan hermosa, y yo te pensaba tanto...
De ser sueño a tenerte en medio de mi cama, todo fue como un pestañeo,
reinando entre las almohadas, brillando entre el satén rojo,
con esa tierna palidez de otoños pardos,
con el cabello lleno de perlas mojadas y tu risa de recién sorprendida.
En estos días no he hecho nada de nada, o sea nada.
He estado muy perro y muy bestia, me he afeitado cada muchas horas,
y me olvidé de qué almacené en la despensa.
Por primera vez te llevaste mi voluntad contigo, sin preguntarme.
Yo no quise ir, y tú me conjuraste... pues eso.

Ya llegas y el estómago me golpea el esternón, oigo un...hola y mascullo algo,
que no se que sería si fuera palabra.
Me dices algo de la luz de la entrada, y dejas la maleta junto al paraguero.
Te acompaño con la mirada mientras dejas caer una prenda cada dos pasos,
y me mezo con la marca de un tanga que aterriza sobre la alfombra,
como paracaídas abatido.
Hablarás a mi espalda, mientras te responde mi silencio
y me contarás lo locas que fuisteis al escalar esas paredes de no se donde,
y que hubiera estado bien que me hubiese unido al grupo.
Y yo te quiero decir que te sigo queriendo igual,
que me alegra tu alegría,
que me mola que te pongas loca de vez en cuando,
te ves bonita y bronceada, como un hada dorada
que cuento los minutos para respirar un poquito de mar de tu piel
lamer el salado de tu boca y jugar con esos rizos enredados,
sí, te lo quiero decir...pero...no te digo nada

Bachata sin espinas

Con los pies en el agua helada, he sentido tu cintura pegada a mi
Y caracolas hinfladas haciendo ondas de colores bajo la almohada
Porque esta lluvia me empapa sin tocarme

Despierto entre tinieblas, con los ojos hinchados de noche
Entre puntos luminosos, no veo tu silueta
Si estuviste a mi lado, ya encontraste la salida
Vuelvo a cerrar los parpados, y mascullo el recuerdo mas cercano
No consigo moverme y ya estoy corriendo en la avenida
Pregunto a la gente por ti y nadie te conoce
También quiero encogerme de hombros y desconocerme
Porqué, tan breve como chispa, se escapa mi sonrisa del calendario
Ya me fuí de aquí y sigo volviendo
Dulce es la epifania que te abraza por dentro con una tierna palabra
Mi tormenta llega de nuevo y me alcanza sudorosa
Quiero una ventana para mirarme del otro lado
Hablemos mañana, aunque solo silencio hablemos
Te voy a contar que podría construir tu rostro roto con tristeza
Sentir tus pies muy juntitos para afirmar tu abrazo
Y lanzar al aire esos trozitos de risa que me regalas cuando bailamos