Hoy he estado de nuevo en Ueno park y recordé nuestro primer paseo en Abril, entre los cerezos florecidos, y como me apartabas de tu lado cuando intentaba agarrarte la cintura, nos miran ...me decías, ...eres un "geijin" (extranjero) ...no me agarres así, van a pensar que soy una cualquiera.
Y te susurré al oído...solo cuando tengo mi lengua entre tus piernas.
Y tu te acercabas la mano a la boca para ocultar la sonrisa, mientras me apoyabas los dedos en los labios con una suave caricia temblorosa.
Estamos en Tokyo, compórtate. Y te seguías riendo.
Fui al templo de Kannondo, y allí cerca, bebí del agua de la fuente, para que me trajera tu sabor, y saqué mi papelito de la fortuna de la máquina, y lo colgué en las cuerdas como todos, y supe hacerlo con la mano izquierda como tu me enseñaste.
Y recuerdo el mensaje de la primera vez, "No te desilusionarán los sueños imposibles", y pensé que era un buen presagio, cualquiera que este fuera.
En Harajuku tomé café en una terraza y vi góticos, emos, rockers y héroes manga, mezclándose con ejecutivos engominados y empleadas de comercio de pequeñas zancadas.
Allí te encontré mientras llovía, lluvia fina e intensa y no pude mas que comprar un paraguas de los de 5 pavos años sesenta, como burbujas transparentes, y fue cuando vi tu sonrisa al otro lado del vendedor con el que trataba de negociar.
Intenté aproximarme a ti mascullando un torpe japonés y tu me respondiste con un acento británico que me enrojeció las mejillas.
Un aguacero que olía a tifón, nos empujaba contra los edificios de la calle, sin querer, no resguardamos en un coffee shop y ya en la entrada nos miramos sin decir nada, tardé mas de 1 minuto eterno en preguntarte si podía invitarte a un café.
Con nuestros labios mojados a centímetros de distancia, pegados bajo el diminuto paraguas, la ciudad se hizo invisible y tus ojos me parecieron mas alargados, como horizontes...
El honor estúpido de ancestros, de moralidad cuestionable, hizo que tu familia te alejara de mi, mis llamadas inútiles, tu número de teléfono dejó de existir, tu apartamento se vació en un día, tus amigos se olvidaron de ti.
Mi mejor cliente canceló su proyecto, mi visa no fue renovada, mi casero me dio 15 días para abandonar el estudio, tal vez coincidencias, tal vez circunstancias...
Se hizo tarde, tengo que irme al eropuerto.
En la acera, recogí un papel amarillo del suelo era un poema breve, un Haiku...
A la intemperie,
se va infiltrando el viento
hasta mi alma...Basho
Camino del aeropuerto sentía el frió doloroso del que no tiene excusas, y me devoró el tráfico hacia Narita...
Carta sin sobre
Publicado por Beyondparadox el 5.6.10
1 comentarios:
Jo q paseo más bonito. Lo he visto todo, me ha calado esa lluvía, el poema me ha puesto lluvía a mi en mi. Un relato, a veces, hay tanta vida contenida en una sóla mirada, momento o circunstancia ¿verdad?
A veces uno se puede quedar a vivir el resto de la vida en tan sólo 2 minutos, o en un beso o en una imagen. Lograr eso es ...
es todo
Besos
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