Muñecas bravas

Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos... José Saramago.



No soy un asesino, y sin embargo he preparado un asesinato minuciosamente a lo largo de un año.
En el interior del coche al abrigo de la farola fundida, solo esperaba la señal de Susi.
Ya era tarde para echarse atrás, y una gota de sudor me enfrió la cabeza y se ahogó antes de llegar a la frente.
Era lógico pensar en un instante como reuní el valor para meterme en tan enorme lío.

Cuando me adentré en la morgue,  me sobrecogió el sonido agudo de los llantos entrecortados y frases altisonantes, chillidos como en caja de pollos, y sonreí.
Podría haber construido una historia en los cincuenta metros de corredor que me separaban del apartado 37, donde yacía inerte mi amiga.
Pobrecito, ahora que le iba bien, ganaba en un mes como antes en cuatro...y probablemente un narco.
Era tan joven, el la quería tanto, no entiendo...y murió maltratada mas de veinte veces.
Si el no corría tanto...y probablemente se quedo dormido al volante con una curda del 14.

Había hablado con Jenny apenas hacía una semana, sonaba contenta, tenia su propio spa como ella había soñado, vivía finalmente sola como ella quería, y ahora simplemente...ya no estaba viva para disfrutarlo.
Fuimos compañeros de piso por tanto tiempo, que nuestras vidas quedaron abiertas y unidas. 
Cuando me estaba acercando a mi destino, distinguí a Susi, una trigueña boricua de piernas largas y rasgos delicados. Se avalanzó sobre mi y me empujó hacia la salida de emergencia...cállate y vámonos, me dijo sin mirarme, con las uñas clavadas en mi antebrazo,...Joder negrita me haces daño! Ni se inmutó, ni suavizo su tenaza.

Tenemos que salir de la ciudad ya, no quiero que nos vean, te cuento por el camino. Nos vamos a San Antonio de una vez.
Agitó una llave en el aire y las luces de un bmw nos devolvió el saludo, estoy seguro que no era suyo, por su mirada a todas partes, pero no estaba el tema como para incomodar a mi raptora.
No me atreví a dirigirle la palabra hasta que la vi ceñir la frente y entrecerrar los ojos, estábamos en la interestatal 10 a 1 hora de San Antonio.
Ahora cuéntame Susi...Dió un volantazo hacia la entrada de una gasolinera, detuvo el vehículo y se rompió en silencio...Me quedé ahí mirándola, le acaricié la mano y se la apreté con cariño...La dejé tomar aliento...y comenzó la mas larga de mis pesadillas.
La mataron Rob! se la cargaron a sangre fría, en la recepción de su spa, dos tiros a quemarropa, lo hicieron parecer un robo, y sabes porqué...por no querer casarse con un mafioso de Pasadena...tenemos que hacer algo, hay que vengarse de ese hijo de puta...wowowo! para un poquito Susi, mi cabeza iba a explotar con tanta información, asesinada? vengarse?...solo se me ocurrió una estupidez,...y la policia? pregunté sin convencimiento.

No esperé respuesta alguna...y aquí estoy un año después en Pasadena, esperando al cabrón de Steven Ramirez...
Le hemos seguido durante meses, desde las sombras, sabemos que come, que bebe, que le gusta...y coincidencia, le gustan las trigueñas latinas.
Susi me mando una llamada perdida, se acercaba el tipo, apareció su pick up 3500 en la esquina y aparco al frente de su casa.
En la mañana su compañera salió con una maleta, la seguimos, en el aeropuerto compró un ticket para Panamá, teníamos al menos un par de días de espacio, como en los últimos cuatro meses.
Solo quedaba ocuparse del cerdo de Steven y de sus armas que seguro tendría a mano.
Susi y Dara el nombre seguro que lo eligió de alguna película, llegaron en un sedan grande 20 min mas tarde, se bajaron del auto y se dirigieron a la puerta.
Con las identificaciones del Dpto. de bomberos pretendieron buscar donaciones para Navidad, fingiendo tener que retirar un cheque de esa dirección. El chicano, no dudó en invitar a las chicas dentro, pero Dara se devolvió hacia el auto.
El plan era sencillo, Susi sacaría de su bolso el paralizador de 4,5 millones de voltios, se lo aplicaría en donde fuera, a ser posible en las pelotas, y le afixiaria después. Sencillo.
Cuando sonó el disparo en el interior de la casa, vi a Dara mover su melena rubia hacia la puerta, y de una patada colarse dentro, cuando yo llegué, el salón estaba patas arriba, dos cuerpos bocabajo, y Dara junto a Susi.
El tipo se volteó para mirarme...hijo de la chingada...alcanzó a escupirme con los ojos arañados en sangre, buena marca te ha dejado mi amiga cerdo pensé, y le plante la bota en la cara, que se salpicó de rojo.
Miré hacia Susi y se movía...lárgaté Rob, ya nos ocupamos...se erguía con el brazo en cabestrillo.
Sabía que en este momento sobraba, agarré el paralizador del suelo y se lo apliqué a Ramirez en las pelotas, era lo mínimo que podía hacer por mis compañeras.
Salí despacio, las sirenas sonaban lejos todavía, y sentí como Jenny me apretaba las lagrimas retenidas, y recordé la determinación de Susi en todo este tiempo y como no paró en su empeño vil y noble a la vez.
Me perseguirá la culpa, no creo, me marcará? tal vez. Pero solo pienso en la sonrisa de Jenny, y no hace frío este Noviembre en Pasadena.

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