La despedida que se aleja

Hoy mi querida amiga te arrancaron un recuerdo, duele como si fuera a cada momento, se aferra como si estuviera pegado a tus huesos.

Miras a tu alrededor y ves rostros lejanos, sonrisas difusas, comentarios guardados, y no sientes mas por ti, sino por los que se quedan a tu lado.

Sacuden tus ojos cerrados lo mejor de tu vida pasada, y no queda en tu regazo sino solo silencio, posas en mejillas extrañas un sentido pesar y te devuelven lluvia y escarcha.

No hay un solo ser en este lugar que te pueda consolar, por lo ajeno de tu pena, es tan hondo tu lamento y tan distante, como lloras cuando tus lagrimas están secas, como te estremeces cuando tus recuerdos son tan remotos.

Mi dulce amiga, se fue de tu vida un ser pasajero, como todos, y los que te queremos solo guardamos tu vigilia, en abrazos que te cobijarán cuando lo necesites.

Las partidas se hacen dolorosas, no para el que parte, pues sabe su destino, sino para los que quedan, que vagarán hasta encontrar el deber de mañana.

Relativo es el pasar de una vida, si no haces sentir tu caricia a los que te aguardan, no hay verso que adormezca mas que aquel que no seduce, ni en los mas altos sonetos. Cantatas de noches de domingo que no mueven las hojas del otoño y que quedan posados en el alfeizar, porque no quieren entrar en casa, y acercarse al fuego del hogar.

Volarías si fueras aire, pero tus pies están amarrados al suelo, fijados con losas de extraña melancolía, y si no sientes te haces culpable, y si lloras te alejas de la maldita realidad.

Los recuerdos desprendidos, son recuerdos caídos de muchos viajes sin compañía, y cuando los veas alejarse sin despedirse, no los sigas, porque los recuerdos son estigmas de un día, y los días se borran con el pensamiento mas ligero, porque es el hoy vano para nosotros y el después para el resto de otra vida.
Se aleja de ti la despedida, de nuevo y para siempre, sin alboroto, sin gritos o reproches, creo que se marcha en paz, porque no vuelve la mirada, se desplaza serena y firme, y se pierde en el pasillo de cualquier sentimiento albergado.